22 de junio de 2015

Station Eleven

Emily St. John Mandel no es una escritora bisoña. Station Eleven es la cuarta novela que esta canadiense residente en Nueva York ha escrito, aunque la primera de genero. Con ella ha ganado el premio Arthur C. Clarke, ha sido nominada al premio Pen/Faulkner, seleccionada para el National Book Award y nominada también para el premio Orange. No está nada mal.



El libro empieza con la muerte en escena del famoso actor, Arthur Leander, mientras interpreta el Rey Lear. A los pocos días va a morir el 99% de la población mundial, así que parece que una sola muerte no es importante. Sin embargo para nosotros lo es, ya que una de las tramas del libro nos contará la vida y relaciones de Arthur, con su mejor amigo de la universidad, sus tres ex-mujeres, su hijo y varias personas que se encontraban en el teatro en el momento de su muerte. Esta parte es la mejor de la novela para mi gusto, escrita en un estilo realista, profundiza en las relaciones personales de Arthur y varios personajes, especialmente con su mujer Miranda, mi favorita, que es la guionista y dibujante del comic llamado Station Eleven, que da título a la novela.

La otra trama es la post-apocalíptica. No profundizaremos en el origen o la propagación de la epidemia, extremadamente rápida y eficaz, lo importante es que han quedado supervivientes, pocos, y que veinte años después están organizados en pequeñas comunidades. La acción sigue a una compañía itinerante de música y teatro que se dedica a representar las obras de Shakespeare. August, una de las niñas que salía en el Rey Lear, es la protagonista de esta parte de la trama. Es un personaje típico, lanzadora de cuchillos, donde pone el ojo pone la hoja, y obsesionada con el primer número de Station Eleven que le regalo Arthur Leander.

La ambientación es muy parecida a la de los primeros pioneros americanos, que cosa curiosa acostumbraban a tener una biblia y las obras completas de Shakespeare en casa,  (Que hubiera pasado si en su lugar hubieran poseído el Decameron. No lo sabremos nunca). La biblia también jugará un pequeño papel en esta parte de la trama y Shakespeare pues no.

Esta segunda trama no está demasiado conseguida, apenas un montón de ciervos por todos lados, casas abandonadas y poco más. Es en la parte ciencia ficcionera donde la novela alcanza sus cotas más flojas, con una historia típica de un iluminado y sus seguidores que pretenden repoblar la tierra, quieran o no los demás.

La novela está estructurada mediante continuos cambios de una trama a la otra, muy bien organizados y que no provocan ninguna confusión, a la vez que van profundizando poco a poco en las relaciones de Arthur y la vida actual de sus conocidos. Lentamente y casi sin darnos cuenta, las aventuras del Dr. Eleven se van reflejando en el subtexto de la novela.

Siguiendo la costumbre, hemos leído la novela conjuntamente, Miquel del blog La biblioteca de Ilium y Cristina  de Más ficción que ciencia, y nos hemos lanzado a preguntarnos cosas.

Y me pregunta Miquel:
¿Qué te parece que distingue a Station Eleven de otras novelas post-apocalípticas?

Tampoco he leído tantas, pero yo creo que a nivel de ciencia ficción la mayor diferencia es que pasado el apocalípsis las novelas se centran en cómo reconstruir la sociedad, como recuperar lo que tenían. Desde Robinson Crusoe (vale que no es cifi) hasta la Tierra Permanece, los protagonistas están preocupados por el futuro y la reconstrucción, mientras que en Station Eleven no existe está preocupación. Los personajes van viviendo sus vidas sin pensar apenas en el futuro y añorando lo que han perdido.

Y Cristina quiere saber porque los personajes con nombre genéricos (the conductor, the oboe, the viola…) son cada vez más utilizados en narrativa, ¿a qué crees que obedece esta tendencia?.

Mi primera reacción fue pereza del escritor, pero Cristina no me dejó colar ese gol. No se si últimamente se usan más este tipo de personajes. Ahora mismo recuerdo Aniquilación, de Jeff VanderMeer y Station Eleven, así que quizá si están proliferando. En principio le veo dos vertientes, una deshumanización del personaje que hace más difícil la conexión con él y menos dolorosa su pérdida y la otra que resalta las cualidades o la profesión del mismo. Ya en la mayoría de películas del Oeste, donde se inspira para el escenario post-apocalíptico, se destaca el papel de la profesión en muchos de sus personajes, el herrero, el sheriff, el juez, etc…

En este caso, Station Eleven, y dado que es una historia post-apocalíptica, es una reacción de protección de los personajes ante los peligros que afrontan y remarcan también su lugar en la orquesta. El recurso se usa con la mayoría de los personajes de la Orquesta Ambulante, que sin embargo para sus amigos si tienen nombre.

En resumen, una novela interesante, descompensada en el peso de las dos tramas en que se desarrolla, y que brilla más intensamente en la descripción y evolución de las relaciones personales.

6 de marzo de 2015

Barcinomagna




¿Qué pasaría si los romanos hubieran descubierto la máquina de vapor? Esta pregunta se la ha planteado J. Valor Montero, y para responderla ha escrito un libro, La República Pneumática.

Roma Impera.

Gracias al descubrimiento de la máquina de vapor, Roma ha conseguido una gran superioridad tecnológica sobre sus enemigos. Tiene dirigibles, trenes, armas pneumáticas, y un solo oponente, el imperio Chino, protegido por los desiertos que lo separan de occidente.


J. Valor nos plantea una situación equivalente a la revolución industrial inglesa del siglo XVIII, una industrialización desbocada, las ciudades llenas de inmigrantes buscando trabajo, contaminación intensa, movimientos luditas, grupos racistas, connivencia entre el poder económico y el poder político, y una religión que lo controla todo (De qué me sonará a mi todo esto).

Frente a este panorama negro se alza una religión que viene de Oriente, la Via Virtutis, que predica el pacifismo y un retorno a la naturaleza.

La novela nos narra las aventuras de Marcus, un joven que descubre un complot para asesinar a la cabeza de la república, y se dirige a Barcino para intentar ponerlo en conocimiento de las autoridades.

La trama no es demasiado original y sigue los esquemas de la novela de aprendizaje (Bildungsroman) y el famoso monomito Campbelliano, sin embargo J. Valor la llena de lugares comunes, desde Karate Kid (con la aparición estelar de Jian, la tatatatarabuela del Sr. Miyagi), el arte de la guerra de Sun Tzu, las tentaciones del lado oscuro de la Fuerza e incluso Oliver Twist, y sale airoso de este totum revolutum, gracias al espectacular escenario que ha creado. Los diálogos de los personajes son muy mejorables y la diosa Fortuna tiene una inclinación especial por Marcus.

En resumen, una novela entretenida que tiene su punto fuerte en el ambiente que J. Valor ha conseguido insuflarle. La reconstrucción de esta Barcelona a vapor, con sus miserias y sus villas, forma un entorno esplendido para las aventuras de Marcus.

Como siempre me han liado unos cuantos amigos que también han dejado su opinión Más ficción que ciencia, La biblioteca de Ilium y Fantástica - Ficción.

6 de febrero de 2015

The 3-Body Problem

El problema de los tres cuerpos, de Liu Cixin.

Este es uno de esos libros que quieres que te gusten. Te lo han recomendado amigos, ha salido reseñado favorablemente en todas partes y está en todas las listas para los premios Hugo de este año. Además he leído varias novellas de Liu Cixin que han resultado espectaculares.
Liu Cixin

Pues me ha gustado, pero no, no tanto como esperaba. 
Se trata del problema de las tres novellas.

En una de ellas se cuenta la historia de Ye Wenjie, física, que en plena revolución cultura china ve como su padre es acusado y linchado públicamente y ella calificada como contrarevolucionaria y enviada a talar árboles a Mongolia (más o menos), aunque acaba trabajando en un proyecto ultrasecreto en el quinto pino. Es una historia de primer contacto con magníficas ideas y un fondo histórico de lo más interesante.

En la otra se desarrolla una civilización extraterrestre, los trisolarianos. Este es uno de los puntos fuertes de Cixin, es incomparable a la hora de crear cosmologías en pocas páginas, como por ejemplo en Montaña, así que una civilización le va como anillo al dedo. Otra novella interesante con ideas e imágenes fabulosas.

Cien páginas de una, cien páginas de la otra, y nos quedan doscientas páginas por escribir. Aquí Cixin nos saca del tricornio a Wang Miao, un físico de la China actual, que será el protagonista de esta tercera novella, que intenta coser las otras dos como un sombrero de tres picos.

Y empieza el problema, Wang Miao es un personaje plano, de hecho inaugura una nueva categoría de personajes, plano a nivel molecular (pun intended), vaya, que los carácteres de Planilandia son 3D en comparación. Claro, que eso le pasa a Cixin con todos los personajes de la novela, exceptuando a Ye Wenjie, que es pelín más compleja. Además, Wang se dedica a pasear por la novela de un lado a otro, preguntando a la gente lo que quiere saber y ¡oye! ¡qué le contestan!, aunque tengan que remontarse 50 años en el pasado, le cuentan lo que necesita saber de cabo a rabo sin ningún problema.

Este fragmento del libro intenta ser un thriller con Wang reclutado por el gobierno para descubrir que le ha pasado a una serie de físicos brillantes que se han suicidado uno detrás de otro. Pretenden que Wang se infiltre en una organización secreta que parece estar implicada en el asunto. Wang les dice que faltaría más, ningún problema, donde hay que ir. De hecho no se la razón de tanta complicación, si con ir y preguntar directamente se lo hubieran contado. Seguro.

De todas formas, no todo pinta tan mal, en los últimos capítulos Cixin logra crear una situación lo suficientemente interesante para que siga con la serie.

Esta reseña forma parte de un conjunto coordinado con los blogs Más Ficción que Ciencia, de Cristina Jurado; Leemaslibros, de Pedro Román; La Biblioteca de Ilium, de Miquel Codony, y un servidor. Cada uno de nosotros ha escrito su reseña de forma independiente y le ha hecho una pregunta distinta a los demás, que pasamos a contestar.

  • Pedro me pregunta: ¿Cómo evaluarias T3BP frente a la cifi occidental actual? ¿A que obras la compararías?
Pues la compararía a las obras americanas de corte clásico de los años 40/50, quizá Isaac Asimov. Cuando el protagonista era un científico o un ingeniero, que con sus conocimientos y el método científico resolvía todos los problemas que se le presentaban. En occidente cambio está visión de la ciencia ficción a partir de la llegada de la era atómica y el desencanto o miedo general con esta tecnología. El estilo de escritura es simple, donde no importan los personajes (nunca mejor dicho) sino las ideas que se desarrollan. Hablando de autores actuales y de la situación planteada, quizá lo que más se acerque sea Peter F. Hamilton y su duología Estrella de Pandora/Judas Desencadenado, pero Cixin al reves que Hamilton no logra crear la mínima tensión.

  • Miquel pregunta: ¿Hasta que punto están imaginados de una forma satisfactoria los alienigenas? ¿Estás de acuerdo en que Cixin antropormiza?

La primera parte de la pregunta es complicada de responder, pues Cixin nos cuenta la historia de los Trisolarianos por medio de un juego de ordenador que humaniza a los personajes. De hecho la única característica distintiva es que tienen la capacidad de deshidratarse y quedar como una especie de pellejo que puede rehidratarse de nuevo cuando el entorno sea más favorable. De fábula para viajes espaciales. Uno de mis puntos de conflicto está también en el juego, por llamarlo así, de juego tiene poco, más bien es un entorno virtual hiperdetallado, que Wang se pasea arriba y abajo mientras va contemplando la civilización trisolariana. Creo que hubiera sido mejor un punto de vista alienígena directamente, que es lo que hay al final del libro, sin embargo es un punto de vista que no distinguirías del de tu vecino de escalera. Totalmente antropormizado.

  • Cris quiere saber: ¿Qué te gusta y qué no te gusta de la estructura de la novela? 

Lo que menos me ha gustado de la estructura es la forma en que Cixin ha intentado unir la historia de Ye Wenjie con la de los trisolarianos. Me parece que la elección de Wang como hilo conductor no funciona. Es un personaje que no hace nada y se limita a deambular de un lado a otro. Tampoco me ha gustado la forma como ha narrado la civilización alienígena a traves del juego. Sin embargo la imaginería usada y las ideas que despliega son realmente geniales y consigue iniciar una invasión alienígena que cumple con los requisitos de la Ciencia Ficción Dura.

19 de diciembre de 2014

Mientras dormía

Miquel, del blog La biblioteca de Ilium, nos propuso a Cristina, de Más ficción que ciencia, y a mi, la lectura conjunta de la última novela de Lavie Tidhar, "A Man Lies Dreaming". Como no sabemos decir que no, dijimos que si, de lo que no me arrepiento en absoluto. A Man Lies Dreaming es uno de los mejores libros que he leído este año 2014.

En apariencia se trata de una ucronía y dijo en apariencia por razones que luego contaré. Adolf Hitler no llegó a alcanzar el poder, fue derrotado y Alemania cayó en manos de las hordas comunistas. Después de un tiempo detenido en un campo consigue huir y llega a Inglaterra, donde corta sus lazos con sus colegas de partido y se instala como detective privado, con el nombre de Wolf, en una Inglaterra efervescente con los camisas negras de Oswald Mosley, que intenta hacerse con el poder con un discurso fascista contra la inmigración.

Aparece una mujer misteriosa que quiere ayuda en la desaparición de su hermana. Wolf sigue los cánones de los detectives americanos, con una pequeña diferencia su radical antisemitismo y que la dama misteriosa es judía. La necesidad obliga. Se acepta el trabajo y empieza la novela.

El libro está estructurado en dos narraciones paralelas. La primera dividida a su vez en un diario que lleva Wolf, en primer persona, que nos permite entrar en su mente y conocer sus pensamientos, y una segunda en tercera persona focalizada también en Wolf donde vemos sus avances y retrocesos en la investigación. 


La segunda narración, en cambio, que va apareciendo a lo largo del texto, es de un personaje totalmente distinto. Se trata de Shomer, un escritor judío de novelas pulp internado en el campo de concentración de Auschwitz, en nuestro mundo, el real, nuestra segunda guerra mundial, que sobrevive a la muerte de su familia soñando. Soñando que Hitler no ha llegado al poder y que es un exiliado que sobrevive como puede en otro país. Y se lo hace pasar mal, muy mal, de paliza en paliza, sometiéndolo a una judaización total.

Y por eso digo que no es una ucronia, en realidad el libro nos cuenta la historia de Shomer, de como sobrevive en un entorno infernal, mientras sueña su venganza.

Me pregunta Miquel: Wolf es un antiheroe por antonomasia, ¿crees que Tidhar consigue que el lector simpatice con él (o, al menos, tome partido por él)? ¿Cómo crees que lo consigue?.

Pues si, creo que si. Tidhar consigue que nos identifiquemos con Wolf mediante dos mecanismos. El relato en primera persona que hace que te identifiques con el protagonista y lo mal que se lo hace pasar, que genera una empatía hacía el personaje. Y quizá lo más importante, es el único personaje que intenta seguir una forma de ética (una ética muy personal, todo hay que decirlo). De hecho creo que hace tan bien su trabajo, que sólo gracias a la narración de Shomer, que actúa como un ancla del mundo real, consigue que seas consciente de la auténtica naturaleza del personaje.

Y pregunta Cristina: ¿Qué es lo que menos te ha gustado de la novela y por qué?.

Pues lo que menos me ha gustado es el personaje, tipo Jack el Destripador, que recorre la novela asesinando prostitutas. Para mi gusto no aporta mucho a la trama y era totalmente prescindible.

Y no nos hemos limitado a preguntarnos entre nosotros. Le hemos preguntado también a Lavie Tidhar, que amablemente nos ha respondido. En concreto le he preguntado:

En este libro, has trasladado la situación de preguerra antes de la Segunda Guerra Mundial, de Alemania a Inglaterra. ¿Crees que las situaciones son intercambiables? ¿Intentas decir que el Nazismo y el Holocausto empezaron como un desarrollo de la situación, que su aparición era más o menos inevitable?
De ninguna manera, -de hecho, creo que nadie podía prever la aparición del Holocausto -, era imposible creer en él, incluso cuando estaba ocurriendo. Más bien, lo que quería conseguir era resaltar problemas que afectan hoy en día a Inglaterra, el auge de la retórica contra la inmigración y la política conservadora que encuentro a la vez perturbadores y extrañamente reminiscentes del Fascismo Británico de los años 30. No me esforcé mucho, por ejemplo, las consignas que gritan los Camisas Negras son parte de las consignas actuales de la UKIP. No nos olvidemos que el fascismo apareció no sólo en Alemania, al mismo tiempo lo hizo en la España de Franco y en la Italia de Mussolini, y ahora lo vemos aparecer en lugares como Hungría y Grecia. Es preocupante. Así A Man Lies Dreaming es, en cierto sentido, una novela muy contemporánea.
Y no puedo más que terminar la reseña con una mención muy especial. El Holocaust porn fue un genero pulp que tuvo un boom enorme en Israel en las décadas de los cincuenta y sesenta. La novela es también un homenaje a estos escritores pulp que usaron esta forma para poder hablar del Holocausto. Así que si, hay sexo, perversiones y violencia.

24 de octubre de 2014

La espada embotada.


Acaba de salir la continuación de la multipremiada Ancillary Justice, y como buen blogger "coff" "coff", en un intento de mantener el ritmo de publicación estable, es decir, cuando me apetece, os dejó aquí mis impresiones.
  
En Ancillary Justice, Anne Leckie creó una mezcla del imperio romano con un toque de especias orientales, y le salió bien. Era un mundo intrigante, donde las IAs que controlaban las naves de combate usaban una serie de soldados auxiliares llamados ancillares, creados a partir de prisioneros de guerra a los que se borraba su personalidad, quedando como simples proxies de las naves.

Los primeros capítulos de Ancillary Sword nos presentan un resumen de la situación, muy práctico para la gente desmemoriada como yo, y después se convierte rápidamente en una novela de Patrick O'Brian, con nuestro protagonista Breq, ahora comandante de flota, en el papel de Jack Aubrey, al mando de la nave Mercy of  Kalr. Contemplamos como Breq educa a un joven oficial inexperto y se gana la confianza de la IA, de la tripulación y de cualquiera que pasara por allí, a base de arak y ejercicios de tiro, y, ah, esto, mucho té servido en tazas de calidades variadas según la ocasión.

Cuando llegan a su destino, el sistema Athoek, la novela da un giro y se convierte en un thriller político en la India británica, donde todo son sutiles levantamientos de ceja, fruncimientos de ceño, invitaciones a cenas y juegos de poder entre las diferentes facciones de la estación espacial y el planeta, y té mucho té, sazonado con un poco de contrabando para animar la trama.

Esta situación permite a la autora demostrar lo inteligente,  lo justo y lo guay que es Breq, que va a barrer y sacar el polvo al sistema para convertirlo en un sitio limpio y brillante en un plis plas, y esto es así por que Breq es el único personaje que tiene una cierta entidad y los demás están sólo para dar la replica en el momento adecuado, tal cual un juego de rol.

Los personajes son una colección de tópicos hasta la médula: el joven oficial inexperto, el gobernador bonachón, el dueño de la plantación, el hijo malcriado, el rebelde, los trabajadores explotados, etc, etc, etc.
 
No todo es negativo, claro, el estilo es ameno y ágil de leer, la crítica a la explotación y en general los temas de la novela correctos. Breq nos lo cuenta en primera persona, pero de vez en cuando, en una serie de rápidas focalizaciones sobre diferentes personajes, la autora consigue dar la sensación de contemplar un panel de cámaras de seguridad, un efecto parecido al uso de los múltiples cuerpos de Ancillary Justice, que me gustó especialmente.

Y no lo vamos a dejar sin hablar de género. Leckie continua usando los pronombres femeninos para todos los personajes e incluso da un paso más allá, ahora todos/as son madres, hijas y hermanas. Esto da lugar a un simpático equivoco, cuando Breq, pide a uno de los trabajadores que llame a su hermana, de la que estaba abusando/torturando/no se exactamente el qué, el hijo/a del plantador/a, y éste se queda perplejo/a por que ¡ay! sólo tiene un hermano. Supongo que es una escena que tiene que sacudir la mente del lector al no saber exactamente el género de los personajes, aunque a mí personalmente me importa poco cuando una PERSONA abusa de otra, cuál es el género de los implicados.

25 de abril de 2014

La golem y el género.

Como parte del especial que el Fantascopio dedica al papel de la mujer en la literatura de género, he decidido reseñar la novela The Golem and the Djinni, que sonaba bastante para los premios Hugo de este año, escrita por la debutante Helene Wecker.

La novela sigue las andanzas de una golem y un djinn en la Nueva York de finales del siglo XIX y principios del XX. La golem fue creada de forma específica para servir a Otto Rotfeld, que quería una esposa e ir a América, pero ¡ay! su dueño fallece durante la travesía justo en el momento en que despierta a la golem.

Esto nos deja con una golem que puede leer la mente de la gente y tiene una compulsión casi irresistible para cumplir los deseos que percibe en los demás. Justo en este instante veo a Wecker pensando: esto se va a liar, pero con un par de frases se quita el problema de encima, y a muchos lectores también, y nos dice:

“One man, weaving drunk, grinned at her and approached, his thoughts bleary with lust. To her surprise she realized this was one desire she had no wish to fulfill”.

Solucionado.

La caracterización de la golem es, como poco, curiosa, domina todos los idiomas de la gente con la que interactúa y sabe lo suficiente de la sociedad para no resultar demasiado extraña, pero de vez en cuando sorprende con detalles culturales o materiales que desconoce, como por ejemplo, no sabe exactamente que es el dinero que la gente tiene constantemente en la cabeza, aunque en cambio sabe lo que es un vestido. Un poco torpe. Afortunadamente sólo le dura un par de capítulos y luego ya sabe de todo, con algún chispazo de vez en cuando, para dar sabor.

Casi lo primero que le ocurre a la golem al llegar a la ciudad es encontrarse con el rabino Avram Meyer, que la reconoce como lo que es y la toma bajo su protección. La prepara para que intente dominar la pulsión de satisfacer los deseos de los demás y le busca un trabajo en una panadería. Esta situación satisface a la golem, que se adapta a su trabajo sin buscar otra salida a su vida. Su empleador está más que satisfecho, de hecho, estoy seguro que sueña con encontrar a más empleadas como ella. No habla, hace su trabajo con precisión de autómata (Incluso se equivoca de vez en cuando para no llamar la atención), no come, no se distrae: el perfecto robot.

En el campo contrario tenemos al djinn. Como buen genio aparece de su correspondiente lámpara, aunque en este caso se trata de una simple vasija y curiosamente también es poseedor de glosolalia, de la que dará muestras a la menor ocasión. El mejor poder para integrarte una sociedad sin levantar sospechas. Aparece en la tienda de un hojalatero, Boutros Arbeely, cuando éste reparaba la vasija donde estaba prisionero. Después del susto, Arbeely reconoce al djinn por lo que es (os suena esto) y le ofrece trabajo en su tienda, aprovechando las habilidades de elemental de fuego que es el djinn. Djinn que está atrapado en un cuerpo humano desde que fue capturado por un mago hace siglos, aunque el pobre no recuerda nada desde que le capturaron.

Ambos personajes, cada uno por su lado, se integrarán con más o menos fortuna, uno en el barrio judío y el otro en el barrio sirio de Nueva York, e iremos siguiendo su día a día hasta su encuentro inevitable. Inevitable, por que ninguno de los dos duerme y por las noches se aburren como ostras. A partir de su encuentro, y antes en el caso del djinn, la autora se recrea en sus paseos nocturnos por toda Nueva York, el metro, central park, etc …

Y ya ha pasado media novela o casi tres cuartos, y por fin aparece Schaalman, el creador del golem, que ha tenido un pálpito (odio las revelaciones a través de sueños que no tienen ninguna justificación) que le ha dicho que en Nueva York está lo que busca desesperadamente. La inmortalidad. Schaalman, el mago judío, experto en la cábala y otras clases de magia prohibidas, que en un final apresurado de novela aporta un poco de acción a la historia.

Y digo apresurado, porque el ritmo de la novela es pausado, lento incluso, aunque no se hace pesado en ningún momento. La autora consigue que las descripciones y las acciones de los personajes sean lo suficientemente entretenidas para que vayas girando páginas sin que te des cuenta; sin embargo, el final es como subirse al metro y llegar a tu destino sin paradas.

Una novela entretenida, que gustará a los amantes de las novelas costumbristas. Se centra más en la vida de los inmigrantes en Nueva York de principios de siglo XX y en las dificultades que tenía que afrontar una mujer en esa época, que en la trama fantástica o la magia, que son detalles secundarios.

Y hasta aquí la reseña ... pero y siendo parte de un especial de escritoras y género, me he decidido a examinar más atentamente la caracterización y el desarrollo de los personajes principales, tanto masculinos como femeninos. Claro está, esto implica MULTITUD DE SPOILERS. Avisados quedáis.

Resumiendo serán los siguientes: Chava, la Golem; Ahmad, el Djinn; el Rabino Avram Meyer; Michael Levy, el sobrino del rabino; el mago Yehudah Schaalman; Sophia Winston; Boutros Arbeely; Maryam Faddoul; Anna Blumberg,  y Fadwa al-Hadid.

Empezaré por los personajes secundarios e iré subiendo en protagonismo. Vamos allá:

Fadwa al-Hadid:

Fadwa es una joven de una tribu de beduinos en el desierto sirio. Aparece en las analepsis que salpican la historia del djinn, y la autora aprovecha para darnos unas pinceladas sobre la vida en el desierto.

Es una chica joven que está a punto de llegar a la edad del matrimonio, alegre y curiosa y con un punto rebelde. Un día cuando estaba pastoreando sus cabras, ve un palacio de cristal en un valle no lejos del campamento de su pueblo, y a pesar de la orden de su padre de que olvide el espejismo y se dedique a lo suyo, no hace ni caso. El djinn, nuestro djinn, también la ve y picado por la curiosidad por la humanidad se acerca a la chica e inician una “relación” espiritual en la que la mente de la joven se ve afectada poco a poco, entrando en una especie de estupor y debilitando al djinn cuando un día la despiertan bruscamente cuando estaban en contacto.

Su padre, ya consciente de la situación, la lleva a un viejo mago del desierto que la utiliza para capturar el djinn y además la usa para demostrar el poder que tiene sobre su esclavo, ordenando al djinn que la mate, a lo que éste no puede oponerse.

Anna Blumberg:

Una joven judía, hija de un sastre, que se marchó de casa a los dieciséis años, con la intención de triunfar en el teatro judío de Nueva York. No lo consigue y acaba trabajando en la panadería de los Radzin, donde también irá a parar nuestra golem, y se convertirá en la única amiga de Chava.

Anna es una chica alegre y desenfadada que intenta vivir la vida. Trabaja, sale a bailar, se cita con hombres y se queda embarazada. Cuando su chico se niega a casarse con ella y reconocer la paternidad, se convierte en una paria social. Deja el trabajo y sobrevive cosiendo, esperando no tener que recurrir a su cuerpo para conseguir un poco de dinero extra.

Sophia Winston:

Este es un personaje atípico. Pertenece a la alta sociedad de Nueva York, y el djinn la conoce en un paseo por Central Park, cuando su tía y acompañante la había dejado sola y desprotegida. Queda fascinada por el carácter libre y desenvuelto de Ahmad, e inicia una relación secreta con él, a espaldas de su familia y antes de prometerse con un joven apropiado y aprobado por los padres.

La relación da su fruto, pero gracias a su posición, a un afortunado viaje por Europa antes del matrimonio, y a la condescendencia médica, todo queda en un desafortunado accidente que dejara a Sophia enferma y deprimida, pero del que se recuperará con la suficiente entereza para continuar su vida e incluso enfrentarse a sus padres.

Maryam Faddoul:

Dueña, junto con su esposo Sayeed Faddoul, de una cafetería es la reina del cotilleo, en el buen sentido de la palabra, casamentera, propiciadora de negocios, etc… y además dueña de la vasija donde está el djinn. Maryam es la típica matriarca, pero siempre gracias al consentimiento y aprobación de su esposo.

“He knew that it was his presence that let Maryam be so free; an unmarried woman, or one whose husband was less visible, would be forced to rein in her exuberance, or else risk the sorts of insinuations that might damage her name. But everyone could see that Sayeed was proud of his wife and was more than content to remain the unobtrusive partner, allowing her to shine”.

Boutros Arbeely:

Boutros es un hojalatero que ha emigrado a America a buscar la proverbial fortuna. Es católico maronita y vive en el corazón de la Pequeña Siria, en el bajo Manhattan. En su tienda es donde aparece nuestro djinn, cuando está reparando la vasija donde estaba prisionero. Boutros acoge al djinn bajo su protección, le da trabajo e intenta que se integre entre sus convecinos. Es un trabajador obsesivo, que intenta ahorrar lo suficiente para regresar a su pueblo con la vida solucionada y formar una familia. Todo su pensamiento está centrado en el trabajo, tanto, que al final se pregunta:

“As if drawn like a moth to his melancholy, Maryam soon angled toward him, concern on her face. Boutros, are you all right? He wanted to ask her, Maryam, have I been a bachelor too long? Did I miss my chance?”

Este es casi el único pensamiento que tiene que no se refiera a su trabajo.

Avram Meyer:

El rabino es el primer encuentro de la Golem. La reconoce como tal y en lugar de destruirla la acoge bajo su protección convirtiéndose en su guardián. Actuará como un padre para ella, pero siempre preocupado por la posibilidad de que la Golem pierda los estribos y estalle convirtiéndose en una fuerza brutal.

Intenta enseñarle como funciona la sociedad y las realidades de la vida:

“You must learn how to act according to what people say and do, not what they wish or fear”

Y también autocontrol. Cuando descubre que no puede dormir por las noches, le da un antiguo testamento para que empiece a leer, pero la Golem encuentra a los personajes demasiado simples e irreales. Hasta que da con un libro de cocina y descubre la vocación oculta (si si cocina). A partir de aquí le busca trabajo en una panadería, pero sigue preocupado de que un día pierda los estribos y monte una carnicería. Así que crea un hechizo que vinculará a la golem a un nuevo amo, pero sólo con el consentimiento expreso de ella.

Michael Levy:

Michael es hijo de una hermana del rabino Meyer y tiene organizado un asilo temporal para inmigrantes judíos. Queda prendado de Chava desde la primera vez que la ve y se declara aunque Chava lo rechaza, pero cuando su tío muere de un ataque al corazón, Chava decide casarse con él. Está asustada y sola y es lo único que se le ocurre para sentirse segura.

Es un matrimonio tranquilo, hablan poco, pero Michael se sorprende de lo mucho que Chava parece conocerlo y estar atento a sus mínimos deseos.

Yehudah Schaalman:

El mago negro. El creador del golem. Otto Rotfel acude a Schaalman con un deseo difícil de cumplir, y Schaalman se lo toma como un reto y crea un golem con figura humana, que cumple los requisitos que se le han solicitado: obediencia, curiosidad, inteligencia y un comportamiento lasci… (que no, que no, mal pensados) y un comportamiento apropiado en la cama. La esposa de un caballero.

Está es una petición que sorprende mucho a Schaalman, acostumbrado a preparar filtros de amor justo para lo contrario.

Ahmad, el Djinn:

El djinn es un ser espiritual que está atrapado en un cuerpo humano por un mago árabe. Es un elemental del fuego y se guía por sus propios deseos y caprichos, sin prestar atención al resultado de sus actos.

Así causará la muerte de Fadwua y los problemas de Sophia, sin que al principio lo afecten demasiado. Sin embargo, cuando conoce a la golem se produce un cambio, la reconoce como un ser afín a él, un igual.

Chava, la Golem:

La evolución de Chava es el meollo del libro.

Ha sido creada con un único propósito, servir a un hombre. Yehudah Schaalman, aquí representando a la sociedad, la ha formado y modelado con un único propósito, y Chava lo va a tener muy difícil para superar este handicap.

Su padre adoptivo, el rabino Meyer, continúa con su educación, la considera un peligro para la sociedad y la única forma de que no sea destruida es que tenga un señor que la proteja.

Su marido, Michael, no la comprende y a la vez está sujeto a su propia educación que lo coarta completamente. Al poco de su matrimonio tiene lugar la siguiente escena:

“And then there’d been the night a week or so later, when she’d started as though surprised, and placed a hand between their bodies, pressing at a particular spot. To Michael’s utter regret he’d frozen, chagrined, as his Orthodox upbringing rushed clamoring to the fore, insisting that this was immodest, unbecoming in a wife -and slowly she’d removed her hand, and replaced it on his back, and resumed their rhythm”.

Chava se autoreprime, aunque Michael no se lo pida, su actitud (y los pensamientos que ella lee) habla por si sola. Como mejor se expresa esta situación, es en la cama, cuando Michael duerme y Chava no puede. Ella se mantiene totalmente quieta intentando no despertarlo, agarrotada, sin moverse. Dominada por la situación.

Sin embargo, cuando conoce a Ahmad, éste le abre un nuevo mundo de libertad, con él puede ser ella misma, hablar sin tapujos, moverse. No todo es fácil, superar una educación que te ata, no está al alcance de todos. Schaalman los acorrala y habla con Chava:

“You were mastered for so brief a time, but surely you haven’t forgotten what it was like. Tell me, he said, his voice sharp. Do you remember?. Yes. And how did it make you feel? She could not lie, he knew the answer. I was happy.”

Helene Wecker usa a los personajes secundarios para mostrarnos arquetipos y las dificultades a que se enfrenta una mujer para poder vivir su propia vida en libertad. Al fin, claro, Chava se libera. Para ello ha tenido que superar una educación/creación que la limitaba a complacer a su compañero, una autoridad patriarcal que, pese a ser benevolente, tomaba las decisiones por ella e intentaba conducir y organizar su vida, atarla nuevamente a un amo, y también a un compañero que debido a su propia educación la reprimía, incluso sin ser consciente de ello), y sólo cuando ha conoce a alguien que la trata como su igual puede llegar a liberarse y vivir.