30 de diciembre de 2013

La reseña circular

A principios de año nos sugerimos una serie de lecturas, una serie de señores y este servidor. Odo, Qdony, Pedro y Carlos me recomendaron un libro cada uno, bueno uno se pasó y me recomendó dos (me acuerdo de tí, lo tengo apuntado, que lo sepas), y cuando aun no ha terminado el año, le falta un poquitin, aquí tenéis mi impresión. Esos tios me conocen, vaya que si:

El quinto en discordia, de Robertson Davies.

Un libro con una prosa fluida y sencilla (con lo difícil que es de conseguir), a menudo irónica, que te agarra desde la primera página y no te deja soltarlo hasta el final.


Empecemos por el título, ya que es fundamental. El quinto en discordia es en términos operísticos el personaje que no tiene contrincante, pero que es esencial para el desarrollo de la trama, por que conoce los secretos del héroe y le ayuda en su misión. No se si es creación de Davies, por que he buscado un poco por la red y sólo aparece en relación con el libro, pero es que es la esencia del mismo. 


El narrador de la historia es Dunstan Ramsay, que nos cuenta su vida, pero entrelazada en ella está la de Percy Boyd Staunton, Mary Dempster y Paul Dempster, que se convertirían en el tener, la soprano y el baritono de la opera que se va desarrollando a lo largo del libro, y de la que Dunstan Ramsay es el quinto en discordia, por que su papel es secundario pero fundamental para su desarrollo.


Todo empieza con una bola de nieve, que Percy Staunton lanza a Dunstan Ramsay, vivo él, que la evita sin dificultad pero que le da a la pobre Mary Dempster, la esposa embarazada del pastor, que a partir de entonces queda un poco tocada. Dunstan se llena de remordimiento y gran parte de su vida tratará de ayudar a Mary Dempster, a la que considerá santa, pues le atribuye tres milagros.


La hagiografía se convertirá en la pasión de Dunstan, y es hijo de protestantes, y nos llevará a reflexionar cuales son los acontecimientos importantes en nuestra vida. Una de esas historias sencillas en las que no parece pasar nada (que si que pasan cosas) y que Davies consigue llevar a un climax final soberbio.


Sobre la creación literaria, de Gustave Flaubert

Que voy a decir, una colección de cartas escritas por Gustave Flaubert, que nos abre una ventana a su pensamiento, apasionado, lleno de dudas, elitista, obsesivo, un genio.


Pero que voy a decir yo, nada, así que dejo que el mismo se explique:


"Intentemos ver las cosas como son y no queramos ser más inteligentes que Dios. Antes se creía que sólo podía extraerse azúcar de la caña de azúcar. Ahora se extrae de casi todo; lo mismo ocurre con la poesía. Extraigámosla de cualquier cosa, ya que ella se encuentra en todo y por doquier: no hay ni un átomo de materia que no contenga la posibilidad de un pensamiento; y acostumbrémonos a considerar el mundo como una obra de arte cuyos procedimientos hemos de imitar en nuestras obras."

De una carta a George Sand

"¿Para qué publicar en los abominables tiempos que corren? ¿Es con objeto de ganar dinero? ¡Qué risa! ¡Como si el dinero fuera o pudiera ser la recompensa al trabajo! Esto sucederá cuando se haya destruido la especulación: mientras tanto, no. Y además, ¿de qué forma medir el trabajo, cómo considerar el esfuerzo? Queda, pues, el valor comercial de la obra. pero en ese caso haría falta suprimir cualquier tipo de intermediario entre el editor y el comprador y, aún así, la cuestión es insoluble, pues yo escribo (hablo de un autor que se respete) no para el lector de hoy sino para todos los lectores posibles, mientras la lengua exista. Mi producto no puede ser consumido ahora porque no se dirige exclusivamente a mis contemporáneos. Mi servicio es indefinido, en consecuencia, impagable."

De una carta a Louise Colet

"No quiero ser miembro de una revista, de una sociedad, de un círculo o de una academia, de la misma manera que no quiero ser consejero municipal u oficial de la guardia nacional. Y además, habría que juzgar, ser crítico; y esto me parce innoble en sí mismo y una tarea que hay que dejársela a aquéllos que no tiene otra que realizar."

Otra a Louise Colet

"Si el libro que con tanto dificultad estoy escribiendo llega a buen término, únicamente por el simple hecho de su ejecución, habré puesto de manifiesto estas dos verdades, que para mí son dos axiomas, a saber; que la poesía es puramente subjetiva, que en literatura no hay temas hermosos, y que Ivetot vale tanto como Constantinopla; en consecuencia, podemos escribir cualquier cosa, es decir, lo que sea. El artista debe elevarlo todo; es como una bomba, hay en él un gran tubo que desciende hasta las entrañas de las cosas, hasta las capas más profundas. Luego aspira, haciendo brotar al sol, en surtidores gigantescos, lo que estaba bajo tierra y no se veía."

A Mlle. Amélie Bosquet

"Pero cuando pienso que mi gran esfuerzo no será valorado en absoluto y que un cualquiera, un periodista, un idiota, un burgués, encontrará, sin apenas molestarse (y con razón, quizá) un montón de tonterías en aquello que yo considero precisamente lo mejor... siento una melancolía sin fin, una tristeza de ébano, una amargura para reventar, angustias que hacen que me tambalee como sobre un océano de inmundicias."

Raising Stony Mayhall, de Daryl Gregory

Una de zombies. Si señores, zombies, o, más bien vectores de un virus que convierte a la gente en casi inmortales, o, en terroristas que luchan por sus "ideales", o, en parias rechazados por la sociedad. Una obra con muchas lecturas, que nos cuenta la vida de Stony Mayhall, un recién nacido zombie que fue acogido por la familia Mayhall, en un pequeño pueblo de Iowa.


Un niño zombie que crece aislado y rodeado de amor, en una granja americana, en un típico pueblo americano, y que se convierte en el sueño ideal de cualquier familia, más humano que los propios humanos.


Gregory ha conseguido dotar a Stony de una empatía enorme, que asume con naturalidad, como si fuese la única manera correcta de ver el mundo, y por la que luchará toda su vida, incluso más ella de ella.

Rodeado de personajes entrañables y también de un par de execrables, explorará que nos convierte en humanos, y se transformará en el espíritu protector de su comunidad (sea cual sea esa), entroncado directamente con los lares romanos.


Dilvish, El Maldito/La tierra cambiante, de Roger Zelazny.


Dilvish, El maldito, es un pequeño libro de relatos centrado en la figura de Dilvish, un guerrero con una tremenda curiosidad innata que lo mete en todos los líos que encuentra y con un gran sentido del honor, que le lleva directamente al infierno maldecido por Jelerak, el más grande los hechiceros, y del que sale al cabo de doscientos años de sufrimiento, acompañado de black, su caballo/demonio/engendro/vete_a_saber_que, cual fiel escudero y se dedica a quijotear por el país en busca de Jelerak, para decirle lo que piensa de su actitud (que no, que no, es para liquidarlo, claro que sí).




Como todo libro de relatos, tiene sus altibajos, empieza con un estilo épico, un poco arcaico, pero va tomando impulso a medida que Zelazny se hace con el personaje, y termina con dos relatos largos magnificos.


La tierra cambiante es en cambio ya una novela, o novella quizas, muy corta, que nos narra la confrontación final de Dilvish con Jelerak. Con un estilo alegre y sencillo, y lleno de homenajes a Lovecraft.


Ambas se complementan muy bien, y a medida que los leía no podía sino recordar al Conan, de Howard, del que Dilvish es un descendiente aplicado, con un toque de hechicero que Conan no tenía, el hermano bueno de Chtulhu, y aparición estelar de los Perros de Tíndalos y los Antiguos Dioses.

Genial. 




18 de diciembre de 2013

Contra la oscuridad




Esta entrada forma parte del homenaje/recuerdo que en el Fantascopio se ha organizado en honor del escritor escocés Iain M. Banks. Me ha tocado, vale, vale, he escogido, reseñar Contra la oscuridad, uno de sus libros que no forman parte de la serie de La Cultura.

Contra la oscuridad, si he contado bien, es la duodécima obra publicada de Banks, pero se trata en realidad de uno de sus trabajos primerizos que reescribió y posteriormente publicó a raíz de su éxito. Se nota, las escenas de acción son confusas, la trama es endeble, tiene fallos de ritmo y más ideas de las convenientes (si, esto a veces es malo).


Pero vamos al tajo:

Lady Sharrow, aristócrata de una familia venida a menos, tiene que esconderse del culto Huhsz, que la persigue debido a que uno de sus antepasados se apoderó de un objeto sagrado del culto, la última pistola vaga (aka McGuffin) que entonces no era la última. En sus intentos de recuperarla los seguidores huhsz asesinan al duque y su hijo y se inicia una vendetta, entre la familia de Sharrow y el culto. Un profeta huhsz tiene una visión que le comunica que si no se recupera el tesoro robado o se elimina la linea femenina de la familia no podrá nacer su Mesias. Y justo ahora, el cabo de unas pocas generaciones, los huhsz han conseguido una licencia para matar legalmente a la última descendiente femenina de la familia. Tienen un plazo de un año y un día para conseguirlo. Sharrow intentará recuperar la pistola para conseguir el perdón y a la vez evitar a los miembros del culto.

No parece gran cosa, ¿verdad?. La típica búsqueda del tesoro, nuestra heroína reunirá a sus amigos, seguirá las pistas, superará los obstáculos, etc. Básicamente es así, bueno, hay un enemigo desconocido que siempre va dos pasos delante de ella, pero esto también es parte del juego.

Y si todo fuera esto sería una novela bastante mediocre, afortunadamente hay más.

La novela está ambientada en el sistema planetario de Golter, un lugar en el quinto pinto, sin ningún otro sistema cercano. Este aislamiento ha provocado que a lo largo de los milenios en el sistema se hayan probado infinidad de regímenes políticos, sistemas de gobierno y religiones varias, con el único resultado de conseguir subir y bajar en la montaña rusa de la escala tecnológica debido a las guerras padecidas.


En la actualidad, la actualidad del libro se entiende, el sistema está controlado a duras penas por el Tribunal Mundial, que intenta establecer un poco de orden, en un sistema ultra-capitalista regido por los burócratas y los abogados. El sistema está dividido en estados independientes, ciudades libres, territorios embargados, países en litigio, enormes propiedades privadas, monarquías, toda una amalgama de sistemas políticos que luchan por mantener su existencia, sin que parezca que haya una solución, condenados a repetir los errores del pasado. Un entorno oscuro donde transcurre la acción.

También la religión y la filosofía está representada. En la Monarquía de los Reyes Inútiles, la tecnología está prohibida y se compra únicamente para gastar los excedentes del reino para que el país no progrese y por consiguiente siga estable, y la religión oficial es el Odio a Dios, al que consideran el Gran Hechicero Infernal. También está el culto Huhsz, más tradicional (recordemos que en el año 1988 se publicaron Los Versos Satánicos), y para completar el panorama una orden de monjes que se encadena y se mueven arrastrando las cadenas que están sujetas a raíles. En el plano filosófico, un grupo de mercenarios solipsistas (todos ellos) nos van amenizando el camino a recorrer.

Aunque la novela no está ambientada en La Cultura, hay algunos detalles que apuntan un contexto común, por ejemplo, la clase alta tiene un solo apellido y a medida que vas descendiendo en la escala social se van añadiendo nombres suplementarios, y ya sabemos que los miembros de La Cultura acostumbran a tener nombres larguísimos. Aparece también una incipiente civilización mecánica, androides con una IA autónoma, que tiene objetivos similares a los que después asumirán las IAs de La Cultura, tal y como se menciona en el artículo publicado en Fantastica Ficción:

"las IAs de la Cultura, diseñadas dentro de parámetros muy amplios, que desean vivir, experimentar y comprender, para las que su existencia y procesos mentales propios deben ser satisfactorios, y hasta entretenidos". 

Y por último la protagonista absoluta, Sharrow, un personaje desarrollado en mucha más profundidad de lo habitual, a base de sucesivos flashbacks, pero que al mismo tiempo es el arquetipo de la heroína predestinada, un personaje plano típico de la fantasía. La caza del tesoro se transforma en la búsqueda del Grial de la Pistola Vaga, un símbolo del antiguo poder de la casa de Sharrow. Un instrumento tan avanzado tecnológicamente que es pura magia, un arma que cuando dispara decide por si misma la forma en que va a destruir el objetivo, usualmente bastante graciosa.

Banks se propuso utilizar los recursos y tropos típicos de la fantasía para explorar la space opera, y toda está serie de elementos dispares lastran el ritmo de la novela y dificultan su encaje, sin embargo el todo es más que la suma de sus partes.